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¿Que cómo resulté en Tokio?


¿Cómo ir a Japón? ¿Es muy caro? ¿Es muy difícil comunicarse? ¿Qué haces si te pierdes? ¡Por allá es muy lejos!
Mi abuelo no entiende por qué viajo. Mi héroe de 93 años me dice que lo que yo viajo lejos a ver, él lo puedo ver en la televisión. Y es cierto. Pero por alguna razón no me emociono igual sentada en una silla, y no me siento igual de viva. Y en este post voy a intentar explicar por qué viajé a Tokyo si podía verlo en la televisión y más cómoda.

¿Pero cómo resulté en Japón? ¡Aquí comienza mi historia!

Hice una gran amiga en la maestría, una muchacha intrépida y divertida, trabajadora y audaz. Y en una de las tantas charlas que tuvimos cuando estaba en Hawaii, le pregunté si no le gustaría ir a Japón... yo estaba tan cerca que resultaba tentador. Pero aquel invierno no fue el momento en el que viajé, en cambio ella siguió con la idea y dijimos que un día veríamos los cerezos en flor... juntas. ¿No han tenido esa conversación mil veces con sus amigos y alguno de los dos al fin no cumple?
Bueno, nosotras hablamos del tema por casi dos años y empezamos a ahorrar y un año antes a leer e investigar. Cuatro meses antes del viaje nos conectamos por videollamada, ella desde Bogotá y yo desde la Plata, y compramos los pasajes en los que nos uniera una conexión en Houston para tener una parte del camino juntas.
Todo empezó a ponerse en su lugar, y los siguientes tres meses nos dedicamos a leer mucho, a conocer los destinos, a escoger los mejores destinos, revisar hostales, distancias, transportes. Un trabajo en verdad agotador (Y les dejo una pregunta por contestar en los comentarios: ¿No sería genial que alguien hiciera este trabajo por ustedes?), pero con todas las recompensas del mundo.

¿Cuál es la primera parada obligatoria? Bueno, llegaríamos a Narita, así que el soñado Tokyo estaba primero en la lista (con la capital comenzaríamos y terminaríamos el viaje).
La primera subida a los trenes y metros es una locura, uno está dudoso de todo, pero al fin encuentra guía. Incluso al llegar al hostal estábamos perdidas, caminando con las maletas, y paramos en una peluquería para preguntar las indicaciones, y cuando no logramos comunicarnos por la palabra, la encargada decidió armarse de sombrilla y llevarnos hasta el hotel.
Y muchos recorridos estaban planeados, pero le damos tiempo al lugar para que nos sorprenda. Es el caso de Takeshita Street (el primer destino en el mapa), una calle muy turística, repleta de comercio para el amante de las tendencias japonesas, modas, objetos de manga, camisetas, restaurantes temáticos, etc. Llegamos a donde nos decía Google maps que debíamos llegar, y al preguntar a un muchacho por dónde llegábamos, salió de la estación de metro y nos dejó ahí mismo (además de decirnos que nuestros nombres eran hermosos <3).

Aquí se guardaba el Sake en la era Meiji
Luego empezamos a caminar, descubriendo la zona de Shibuya (obviamente buscando al monumento de Hachiko por petición de mis sobrinas) y de repente encontramos una cantidad de gente dirigiéndose hacia un parque y dijimos, ¿por qué no? Así resultamos en parque Yoyogi, que tenía el santuario Meiji y toda la historia de la era del emperador.
Y llegando al primer templo budista, aprendimos la manera de realizar peticiones. Se tira de la campana, se dan dos palmadas para hacer el llamado, se ponen las monedas de ofrenda en el cofre, se juntan las manos llevándolas hasta la cara en repetidas ocasiones mientras se hace la petición y de nuevo se aplaude dos veces.
Muro de peticiones
Luego se pueden dejar las peticiones en pequeños cuadros de madera que venden en el mismo lugar y la promesa es que se hará realidad.
Cuando íbamos de salida, presenciamos la finalización de un matrimonio (ahí la foto está de primera), y son esos pequeños momentos de descubrimientos lo que nos recarga de fuerzas y nos permite renovar el asombro y la fascinación.
Seguimos caminando y nos encontramos, en plena calle, una carrera de ¡Mario Kart! Algunas tiendas atendidas por robots que te miran con ojos tiernos (eso se siente un poco raro, debo admitirlo), y moda por doquier.
Luego nos dirigimos al barrio de moda, Roppongi, donde están los bares, las discotecas, y los restaurantes de moda, y donde debíamos hacer la parada de almuerzo, porque después del crepe gigante que nos comimos en Shibuya no habíamos comido nada y hay una cosa importante que hay que tener en cuenta... ¡Comer en Japón siempre va a ser una experiencia novedosa y feliz!
Ahora, debo confesar mi más profunda admiración por Murakami, por lo que Tokyo para mí fue una experiencia maravillosa (en especial porque recientemente había leído Tokyo blues, una novela más que recomendada).
La zona del parque Ueno es una de las que más me quedaron rondando en la cabeza, y es que la estación es central y conecta muchas zonas, además de tener uno de los parque más conocidos de Tokyo. Y es que contiene una gran cantidad de museos, zoológicos, santuarios, etc.
Mi recomendado es el Museo Nacional, porque contiene la historia en diferentes artes de Japón, y ayuda a comprender mucho los procesos, la cultura milenaria, la mitología, los trajes, las historia.
Caminar por este parque, además, es una experiencia inolvidable y lo único malo fue no poderme echar en el pasto a ver cómo se despejaba el cielo.
Tampoco quiero olvidar de Tokyo una de las mejores experiencias: ¡El mercado de pescados! Obviamente está repleto de primer mundistas que no han visto un mercado en su vida, pero la experiencia es deliciosa. Un chileno que conocimos en el hostal me dijo, pero es un mercado normal, como en cualquier parte del mundo. Y le dije, claro que sí, pero en ¡Japón! Además, uno de los primeros lugares que uno debería visitar como viajero es el mercado del pueblo (esto intento hacerlo en cada lugar al que voy), porque ahí conoces a toda la gente, lo que comen, lo que venden, lo que compran, a qué huele su comida.
Y, valga la aclaración, esta zona del mercado Tsukiji tiene de los mejores restaurantes que se puedan probar. Mi amiga escogió uno, y fue una experiencia feliz hablar con el personal amistoso. Al chef le hacía los pedidos en japonés (en uno muy rudimentario que debía sonar como yo querer anguila), y a éste le producía mucha gracia escucharme hacer tales esfuerzos. Me obsequió un rollo miniatura y con eso ya quedé flechada... y es que... qué le hacemos... la verdad es que el amor entra por la panza.

Ayúdenme hacer un blog más dinámico! Cuéntenme si tienen un amigo que los seguiría hasta Japón, si hay algún destino al que no han viajado por miedo, y si les gustaría que alguien planeara su viaje de manera muy personalizada.

Por favor no olviden seguirme en Facebook, Instagram y Twitter ¡Nos vemos la próxima semana!




1 comentario:


  1. Amazing! This blog looks just like my old one! It's on a totally different topic but it has pretty much the same page layout and design. Excellent choice of colors! aol login

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