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¿Cómo no enamorarse de pasto? La tierra del diminutivo

La pregunta la hago a propósito porque no me la me he podido responder. Aunque tenía curiosidad por conocer la ciudad, no entendí por qué la llamaban la ciudad sorpresa hasta que no quería salir de ella. Si uno ve fotos, sinceramente, no ve nada de raro, parece una ciudad muy normal, con muchas iglesias, con un par de plazas, gente moviéndose, pero los días allí me hicieron amar cada vez más la ciudad y el departamento de Nariño.
Hostal Koala
Entendí cuando Aurelio Arturo hablaba de las naciones donde el verde es de todos los colores. Las montañas parecen una colcha tejida por alguna abuela, llena de retazos de diferentes verdes cubriendo los campos y las montañas. Esa es la introducción a esta tierra. Pero vamos en orden.
Gloria nos despidió en el terminal de transportes, donde fueron necesarias alrededor de 5 horas para llegar a Pasto (con el paisaje que ya les conté). "¿Por qué queda tan lejos?, se preguntaba el conductor que ya llevaba horas varias horas (desde Medellín) haciendo el recorrido. El viaje fue uno de los más curiosos, pues en un rato de viaje se acercó un paisa y preguntó si ya íbamos a llegar a Popayán. Ellos dijeron que habían parado por mucho tiempo, que habían gritado. Luego del disgusto del hombre que parecía poseído por varias noches de sustancias nocivas, pasó lo mismo con 3 personas más, todas abandonadas por su destino. "¿Qué es lo que están dando atrás?", decía el ayudante, que no entendía el sueño pesado de sus pasajeros.
Luego de muchas risas, llegamos al terminal desde donde tomamos un taxi que nos llevó al hostal recomendado: Koala.
Si quieren ir, tengan en cuenta que es muy engañoso, por fuera se ve feíto (una puerta chiquita y unas escaleras engañosas), pero por dentro es una casa que guarda años de historia y resulta ser muy amañadora. La estadía suele costar de 25000 a 50000 por noche, con baño privado y agua caliente.
Parque natural en la laguna
Lo primero, me parece a mí, que hay que hacer, es conocer los alrededores. Laguna Cocha, por supuesto. A cuarenta minutos es posible llegar en unos carritos y uno no se cree nada de lo que pasa en este lugar.
Las casitas de madera coloreadas parecen de mentiras, de cuento de hadas, y el reflejo en el agua termina de dar el toque de irrealidad.
Cuando le envié la foto a mi familia, mi mamá describió a la perfección el paisaje que se puede ver "la Venecia colombiana".
La cantidad de barquitas bien cuidadas, guardan el hermoso paisaje lugar. Es posible tomar una de ellas para un recorrido por la laguna (que incluye una parada en uno de los parques naturales de Colombia, en medio de la laguna, un lugar precioso para perderse por un rato entre colibríes y varias especies de animales y plantas).
El recorrido cuesta 35000 (y tratar de negociar es perder el tiempo), pero puede llevar hasta 7 personas, por lo que es posible hablar con otros turistas hasta hacer un grupo más grande y así dividir costos. Nosotros dimos con una jovencita de 23 años, inglesa y estudiante de vacaciones. Estaba en Ecuador pero mucha gente le dijo que sería mejor ir a Colombia. Ella andaba en búsqueda de sol y calor, así que Pasto no fue el descubrimiento que quería, pero estaba bastante emocionada.
Lo siguiente a tener en cuenta es la comida. ¡LA COMIDA! La trucha se lleva la corona de la comida estrella y se puede conseguir en variedad. La normal se puede encontrar desde 6000 con sopita y jugo. Yo recomiendo buscar un lugar con la vista a la laguna, pues de sobra está claro que se tendrá una buena comida, todas las mujeres parecen tener una sazón heredada por dioses de la laguna.
Pero la laguna no es el único lugar a recorrer por las cercanías. Aunque dudé en ir o no hacerlo, al fin me convencieron. Varios coincidieron en que no me fuera sin conocer la Laguna Verde, el Azufral. Para llegar allí hay que ir hasta el municipio de Tuquerres (8000 pesos desde el terminal negociando, de vuelta sí es casi siempre 10000).
Iglesia de Túquerres
Si se va en fin de semana se puede tomar una busetica por $3000, pero nosotros, siempre descoordinados con el tiempo, y llegando entre semana, tuvimos que pagar el taxi que por 15000 cada trayecto lo deja a uno lo más cerca que se pueda (eso es en las cabañas).
Desde ese punto empieza una caminata de aproximadamente hora y media, desde los 3000 metros, hasta los 4000 sobre el nivel del mar. Es un camino bastante frío que conviene hacer lo más temprano posible para tener la mayor claridad posible (la niebla es espesa y no permite ver a muchos metros adelante).
En cada camino que yo emprendo procuro fijarme en eso mismo: el camino. Acá recuerdo a una amiga runner y bloggera (entre muchas otras cosas que es ella). La gente le pregunta muy a menudo cuándo la van a ver en un podio, y no entienden de qué progreso habla si no se lleva ningún premio "gordo".
Yo pensaba al respecto y entiendo que la gente que hace este tipo de comentarios o preguntas nunca se ha entrenado para una carrera y no entiende de triunfos. En una sociedad que nos ha enseñado a hacer dinero fácil, a ser competitivo, olvida que lo importante, lo verdaderamente importante es el camino propio, de aprendizaje y disfrute, y no la competencia con otros. Cuento esto porque mientras estábamos a, tal vez un kilómetro de llegar al mirador de la laguna, un hombre pasó acompañado de dos mujeres, visiblemente molesto. "Eso no se ve nada, está todo nublado", nos dijo rabioso.
No lo dudé ni un segundo; no me iba a devolver. Había caminado más de una hora, con el pelo ya húmedo, las piernas cansadas y el pecho ya un poco agitado. No me importaba si iba a llegar a ver solo bruma, para mí ya era suficiente recompensa haber aprendido de mí durante la caminata, ver pequeñas lagartijas, escuchar a los pájaros a pesar del frío intenso. Seguiría.
Laguna Negra

Efectivamente el mirador estaba cubierto por una niebla densa que parecía algodón, pero nuestro camino no terminaba ahí. Un puertoriqueño estaba observando el mismo paisaje con nosotros. Él llevaba un guía, que también estaba buscando el camino correcto para bajar hacia la laguna. Cuando nos vio de atrevidos bajar, se animó también y bajamos en conjunto por los complejos caminos, y con la vista tapada a más de un metro.
Laguna Verde

Hubo un momento increíblemente maravilloso en el que se despejó todo, una suerte de sol por segundos, que nos dejó ver una laguna verde hermosa. Esa es la laguna negra, indicó el guía.
Seguimos descendiendo por la vegetación hasta que nos encontramos con una laguna muy grande, que parecía rodeada de nieve, pero que en realidad era azufre. Me imaginé el viaje largo que hizo el hombre que nos encontramos en el camino, y que por impaciencia del final, no logró el final.
En este punto el frío era muy intenso (sacar las manos de los guantes era sinónimo directo de sentir las manos desmoronarse). Entonces el guía nos dijo que si habíamos tocado el agua, que si habíamos notado los pequeños cráteres que salían de la orilla, y para nuestra sorpresa, el agua era tibia, y de los pequeños cráteres salía el agua en burbujas de calor. 


Y aunque para mí ya hubiera sido suficiente el paisaje, seguimos al guía hacia los cráteres, donde nos calentamos un poquito antes de empezar el recorrido vuelta.
Cuando llegamos de nuevo a las cabañas, nos enteramos de algunas cosas que cualquier viajero debería saber. Es posible quedarse la noche en las cabañas por 18 mil por persona incluyendo alimentación. ¿Qué más?
Para terminar este día con una cereza encima del pastel, al llegar de nuevo a Tuquerres (Pronunciado tuqueyes por lo lugareños... hermoso) fuimos a la plaza de mercado para almorzar... y por 4000 pesos un almuerzo completo nos conquistó. Y es que si ven la foto, se pueden hacer una idea de por qué resulta tan bueno el almuerzo en estos lados.













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